Nacido el 15 de septiembre de 1851 en Celanova (Ourense), Manuel Curros Enríquez pasa por ser, junto con Rosalía de Castro y Eduardo Pondal, el gran referente del denominado "Rexurdimento" de la literatura gallega de finales del siglo XIX.
Su obra Aires da miña terra lo identifica como un gran poeta civil, capaz de conjugar la denuncia social a favor de la clase más desfavorecida, como demuestran los poemas "As Pragas", "Nouturnio" o "Mirando ó chau", con una poesía de exaltación de los valores tradicionales de la cultura gallega, como es el caso "Unha boda en Einibó", "O gueiteiro" y muy especialmente "A Virxe do Cristal", donde describe de forma magistral la leyenda sobre la aparición de la imagen de la pequeña virgen de esta localidad cuyo santuario está situado en la parroquia de Vilanova dos Infantes, lugar de nacimiento de Petra Enríquez, su madre.
Pero su obra trasciende más allá de su poesía y se centra durante gran parte de su vida en el periodismo. Prestigioso redactor de "El País" y "Gaceta de Madrid", su cometido informativo lo llevó a ejercer como corresponsal de guerra en el País Vasco durante la tercera guerra carlista, escribiendo una serie titulada "Cartas del Norte" que publicó en el diario "El Imparcial". Después de un regreso temporal a su Galicia natal como funcionario de Hacienda en Ourense, finalmente viajaría a Cuba asentándose en su capital, La Habana, donde funda el semanario "La Tierra Gallega" llegando a trabajar también en "El Eco de Galicia" así como en "Diario de la Marina".
Su concurso desde aquella isla caribeña fue fundamental para, en colaboración con Manuel Murguía y otros intelectuales gallegos de uno y otro lado del Atlántico, promover la constitución de la actual Real Academia Galega a través de la "Asociación Iniciadora y Protectora de la Academia Gallega", de la que fue elegido presidente-fundador.
Perseguido por la Iglesia y condenado por la justicia -a dos años y cuatro meses de cárcel en Ourense, siendo posteriormente absuelto en la Audiencia Territorial de A Coruña- a raíz de la publicación de varios poemas de Aires da miña terra, su capacidad de conexión con la sociedad que representaba en su obra poética, le sería reconocida en un acto de coronación como gran poeta civil de Galicia, en la que participaron los principales personajes del mundo cultural y literario de la Galicia de aquel momento y que tuvo lugar en la ciudad de A Coruña en el mes de octubre de 1904 con motivo del último viaje que hizo desde la Habana. Tras su fallecimiento, ocurrido en la capital cubana el 7 de marzo de 1908, la ciudad herculina que tan bien lo había acogido en vida y a la que recordó y homenajeó en más de una composición poética, se hizo cargo finalmente de sus restos, que permanecen enterrados en el cementerio de San Amaro de aquella ciudad.
Además de una ingente obra periodista que aun está por recopilar, la obra literaria de Curros Enríquez se centra fundamentalmente en los siguientes títulos Aires da miña terra (1880), O Divino Sainete (1888), El maestre de Santiago (1892), Eduardo Chao. Estudio biográfico-político (1893), Paniaugua y compañía. Agencia de Sangre (1878) y Obras completas (1910).
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